eclipse total en el equinoccio de otoño

23/09/2015

Hoy llega el otoño y la luna se viste de luto en el cielo, mi corazón se siente igual de eclipsado y ha olvidado el calor del verano porque una de mis mejores amigas ha perdido a su abuela, que para ella era como su madre.
No podía hacer mucho para consolarla, no hay consuelo posible, pero he podido darle un abrazo, comer juntas como hacíamos en la facultad, reírnos, mimarnos y dejar que alguna lágrima se nos escapase sin vergüenza alguna. 

No suelo hablar de política y tampoco de religión (ni en el blog ni en mi entorno a no ser que sea muy muy cercano), así que muchos no sabréis que soy creyente y que rezo todas las noches para agradecer todo lo que tengo, que es muchísimo. Mi amiga también lo es y con ella puedo hablar de fe sin que me mire raro, no es que me importe, pero reconforta el brillo de unos ojos que devuelven comprensión tanto como cariño. 

Así que perdonad si esta noche no pienso en las hojas que caen veloces del árbol del calendario y dejo unos rezos y unas lágrimas libres por el corazón de mi amiga Gema y la señora Lola, una mujer fuerte y bien hecha a la que tuve la suerte de conocer y querer.
Era un solete y lo sigue siendo, solo que en otro cielo. 

Hay días en las que las peores pesadillas se hacen realidad y el mundo sigue girando como si no se acabase de esconder el sol o de desaparecer la luna, porque sabemos que es solo un eclipse y siguen ahí, aunque no podamos verlos.

Un eclipse es solo un hasta luego.

TE QUIERO, AMIGA, y esto no lo leerás, pero no hace falta porque ya lo sabes.

Oh Virgen de las Lágrimas, vida, dulzura y esperanza mía, en ti pongo hoy y para siempre toda mi confianza.