Una noche de eclipse de luna, un bravo guerrero se enamoró de una joven guerrera y antes de que saliese el sol, decidieron casarse.
Temiendo que sus familias tratasen de separarles o que su amor se marchitase con el paso de las lunas, visitaron juntos al brujo de la tribu para que este les preparase un hechizo de amor, rogándole que les diese un poderoso conjuro para hacer su alianza eterna.
El
gran brujo le dijo al guerrero:
—Ve
a las Montañas del Norte y sube a la más alta que encuentres. Cuando estés en
su cima, busca el halcón más vigoroso, el más fuerte y valiente de todos, porque debes cazarlo y traerlo vivo aquí.
Luego
dirigiéndose a la guerrera, le dijo:
—Tú
ve a las Montañas del Sur y busca en la cordillera el águila más vigorosa, la más audaz y poderosa de todas, también debes cazarla y traerla
viva aquí.
Tras
varios días de caza, recorriendo las montañas, ambos consiguieron
sus objetivos y volvieron muy satisfechos, con las hermosas aves entre los brazos.
—¿Qué debemos hacer con ellas? —le preguntaron al Gran Brujo.
—Son hermosas y fuertes estas aves, ¿verdad?
—Sí —respondieron ellos—. Son las mejores,
nos costó mucho capturarlas.
—¿Las visteis volar muy alto y muy veloces?
—Sí. Volaban más alto y más rápido que ninguna
—le contestaron.
—Muy bien —decidió el Gran Brujo—. Ahora quiero que las atéis la una a la
otra por las patas... y después, soltadlas.
Los dos jóvenes así lo hicieron y, tras unirlas con un cordel por las patas, las soltaron.
Las pobres aves intentaron echar
a volar, pero atadas se estorbaban y no podían alzar el vuelo; solo conseguían tropezarse, entorpecerse y hacerse daño mientras se
revolcaban por el suelo.
—¿Veis lo que les sucede a estas aves? —apuntó el Gran brujo—. Atadas la una a la otra, ninguna
es capaz de volar, mientras que solas lo hacían muy bien y muy alto... Por tanto, este es el conjuro que
os doy, siete bendiciones para que vuestro amor sea eterno:
"Que vuestra alianza sea igual que aquella rama, llena de pájaros fieles porque ofrece, acoge, y no ata".
"Que la fuerza y la serenidad sean vuestras alas y para llegar a lo más alto os turnéis al cortar el viento, pues al compartir el esfuerzo por igual, ninguno os cansaréis demasiado".
"Que siempre encontréis cobijo uno bajo las alas del otro".
"Que no anide en vuestro pecho el rencor, os respetéis y aprendáis a cerrar el pico a tiempo".
"Que siempre encontréis el horizonte común en los ojos del otro, al ras del suelo y entre las nubes".
"Que no falten huevos en vuestro nido, ni en vuestros pantalones"
"Y por último, que aun siendo halcón y águila, os améis como tortolitos, siempre".
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Y esto es, posiblemente, lo que se leerá en la boda. He cambiado un poco una leyenda india y he partido de este lindo poema de Pedro Salinas para el primer deseo, lo demás es todo lo que deseamos nosotros ;) y con esto es "suficiente" :D
Ahora te veo más clara - Pedro Salinas.
Ahora te veo más clara.
No, no es por el mediodía,
por favor de la mañana.
Es que lloraste y lloré,
porque ya no nos veíamos.
Y nos vimos por las lágrimas.
Las lágrimas fueron luz.
Al pasar por sus cristales,
puras lentes del dolor,
tu imagen se quedó limpia,
ya para siempre, en mi alma.
Ahora te tengo más alta.
Te he hecho sufrir sin querer,
por quererte.
Cada angustia
que de mi amor te ha nacido
en vez de hundirte en la pena
a otro escalón te empinaba
de tu propia gloria en mí.
Cada dolor por mi culpa
te volvía más sagrada.
Ahora no estás a mi lado:
miro hacia arriba y te veo.
Pero tú hacia mí te inclinas,
y hasta mi suelo me tiendes,
escala de tu cariño,
desde arriba, tu mirada.
Ahora estás lejos. Mi afán
de tenerte siempre cerca
te dio a ti afán de distancia.
Yo, ciego, siempre creyendo
que los abrazos enlazan,
te abrazaba y abrazaba.
Ahora ya sé que los árboles
tienen sus pájaros fieles
porque las ramas no atan:
ofrecen.
Y que las nubes
nunca desertan los cielos
porque los cielos las dejan
que ellas escojan su rumbo
y que vengan o se vayan
como quieran, siempre abiertos
para que se busquen ellas
su camino.
Amor, o cielo,
no son un camino, son
una oferta de infinitos
caminos, a nubes, almas.
¿Estarás ahora más cerca?
¿Tú, libre, suelta, lejana,
estarás ahora viniendo
hacia mí, porque me callo,
porque mi voz silenciosa,
ardiendo toda de espera,
parece que no te llama?