22/09/2014 ¿Holaaaa? Soy un autor, ¿me abre, por favor?
Hace unos diez años la de Jack podría perfectamente haber sido mi cara mientras llamaba a las puertas del mundo editorial. Esperaba y rezaba para que se abriese cualquier mirilla o se levantase mínimamente el felpudo, lo suficiente como para meterles por debajo un manuscrito.
No hubo suerte.
En el 2011 empecé a moverme en el mundo de blogger y a interesarme por la autopublicación. Ha resultado ser una puerta llena de puertas. He podido entrar en muchos corazones y, al hacerlo, el mío se ha quedado abierto de par en par.
puertas, puertas, decisiones, decisiones ;)
No me quejo, porque así me he embarcado en mil sueños y he llegado a cumplir muchos de ellos. Es cierto: no hay nada imposible.
Esta odisea está resultando ser un viaje interesante y lleno de magia. Como decía Lewis Carroll de su carrera loca: "empieza por el principio y llega hasta el final. Ahí te paras". Así que le hago caso y sigo adelante. A veces me siento muy grande, otras muy pequeñita, pero el camino merece todas las lágrimas y no creo que pierda la sonrisa del gato de Cheshire ;)
No sé dónde voy. Me gusta escribir y escribo. Lo demás son fiestas de té, muy divertidas, eso sí.
Es una puerta DE ENSUEÑO y estoy muy feliz y agradecida.
Estaré de ponente junto con otras compañeras fabulosas y hablaremos de lo que supone autopublicar. Es un "nuevo" medio de llegar al lector, aunque se parezca bastante a llamar "puerta por puerta" ;)
También podré firmar libros, ES UNA GRAN OPORTUNIDAD, aunque no sé qué voy a llevar para firmar, la verdad, porque ahora mismo no tengo ningún ejemplar en papel.
Las puertas se abren con un poco de suerte y mucho esfuerzo
Y eso me llevó a retomar contacto con Divalentis... y esa es la puerta que se cierra. Al final no nos entendemos, no hay feeling, no llegamos a un acuerdo y he decidido rechazar el premio y no publicar con ellos.
Ha sido muy bonito ser una de las rosas de Divalentis :') He cumplido sueños imposibles como firmar en la Feria del Libro de Madrid y acudir a una presentación como autora. Se lo agradezco, les deseo lo mejor y siento no ser parte de ese futuro prometedor de su cantera. Salgo algo triste, sin hacer mucho ruido, me pongo la sonrisa y me despido. Me voy por la vereda de la puerta de atrás, como Extremoduro, "entre los dedos se me escapa volando una flor y yo la dejo que me marque el camino".