Libros que esperan veinte años a que los leas y después te matan deprisa, Es muss sein!


Un rutinario sábado de 1997, yo medio vivía los fines de semana en la casa de mi primer amor por aquel entonces y recuerdo que su madre me vino con dos novelas y me las puso en el regazo: La insoportable levedad del ser y Seda.


Te van a gustar. MUCHO me dijo.

Ella sabía de libros y me conocía. Me gustó Seda, esa la leí de un tirón, pero la otra... la otra la empecé justo después y no seguí con ella, no era el momento. 
HAY LIBROS QUE NO SABES BESAR A LOS 17, PERO A LOS 40 TE FOLLAN VIVA.
Lo siento, no sé decirlo de una manera más suave y es tal y como lo siento. La película me la como esta noche.
Y aquí dejo unas perlas INDISPENSABLES:

"Todos necesitamos que alguien nos mire. Podemos dividirnos en cuatro categorías según el tipo de aspecto bajo el cual queremos vivir. 
La primera categoría anhela la mirada de un número infinito de ojos anónimos, en otras palabras, vive para el público.
La segunda categoría está formada por personas que tienen una necesidad vital de ser observadas por muchos ojos conocidos. Son los incansables anfitriones de cócteles y cenas.
Luego está la tercera categoría, las personas que necesitan estar constantemente en los ojos de la persona que aman. Su situación es tan peligrosa como la situación de las personas en la primera categoría: un día, los ojos de su amado se cerrarán y la habitación se apagará.
Y finalmente está la cuarta categoría, la más rara, la categoría de personas que viven en los ojos imaginarios de aquellos que no están presentes. Ellos son los soñadores".


"Imaginar, soñar con cosas que no han sucedido, es una de las necesidades más profundas de la humanidad".

"Cuando sus amigos le preguntaban cuántas mujeres que había tenido en su vida, Tomas intentaba evadir la pregunta, y cuando le presionaban aún más, respondía: "Bueno, doscientas, más o menos".
Un envidioso lo acusó de exagerar la verdad y Tomas se defendió: "No son tantas. He estado con mujeres aproximadamente veinticinco años. Divide doscientas entre veinticinco y verás que solo son ocho mujeres nuevas por año. No son tantas, ¿verdad?"

"Los mujeriegos encajan perfectamente en dos categorías: algunos buscan su propio subjetivo e inmutable ideal de una mujer en todas las mujeres; otros son impulsados ​​por el deseo de poseer la variedad interminable del objetivo femenino.
La obsesión de los primeros es lírica: lo que buscan en las mujeres es ellos mismos, su ideal, y es por definición algo que nunca puede ser encontrado, están decepcionados una y otra vez. La decepción que los impulsa de mujer a mujer da a su inconstancia una especie de excusa romántica, por lo que muchas de las mujeres son dañadas por su flirteo desenfrenado.
La obsesión de los últimos es épica y las mujeres no ven nada sentimental en ellos: ellos no proyectan su ideal subjetivo en las mujeres, todo les interesa, nada puede decepcionarlos. Esta inhabilidad de ser decepcionado tiene algo escandaloso. La obsesión de la epopeya de estos mujeriegos golpea a las personas por su falta de redención (redención por decepción).
Porque el mujeriego lírico siempre elige el mismo tipo de mujer, incluso no nos damos cuenta cuando intercambia una amante por otra. Su amigos perpetuamente mezclan sus amantes, llamándolas por el mismo nombre.
En busca del conocimiento, el mujeriego épico (y por supuesto Tomas pertenecían a sus filas) se alejan de la belleza femenina convencional, de la cual se cansan rápidamente e inevitablemente terminan como coleccionistas de curiosidades".

"Él (Franz) consideraba la música como una fuerza liberadora: lo liberó de la soledad, la introversión, el polvo de la biblioteca, abrió la puerta de su cuerpo y permitió que su alma saliera al mundo".

"Cuando el corazón habla, la mente considera indecente oponerse". 

"Porque no hay nada más pesado que la compasión. Ni siquiera el propio dolor pesa tanto como el dolor que se siente con alguien, por alguien, un dolor intensificado por la imaginación y prolongado por un centenar de ecos".

"No se debe jugar con las metáforas. Una sola metáfora puede dar a luz al amor".

"... las metáforas son peligrosas. El amor comienza con una metáfora. Es decir, el amor comienza en el momento en que una mujer introduce su primera palabra en nuestra memoria poética".

"El cerebro parece poseer un área especial que podríamos llamar memoria poética y que registra todo lo que nos encanta o nos toca, hace que nuestras vidas sean hermosas".

"Vivimos todo como viene, sin previo aviso, como un actor que improvisa. ¿Y qué puede valer la vida si el primer ensayo de la vida es la vida misma?

"La carga más pesada nos aplasta, nos hundimos debajo de ella, nos clava en el suelo. Pero en la poesía amorosa de todas las épocas, la mujer anhela ser agobiada por el cuerpo del hombre. Por lo tanto, la carga más pesada es simultáneamente una imagen de la más intensa satisfacción de la vida. Cuanto más pesada es la carga, cuanto más cerca están nuestras vidas de la tierra, más reales y verdaderas se vuelven. Por el contrario, la absoluta ausencia de carga hace que el hombre sea más ligero que el aire, se eleve a las alturas, se despida de la tierra y su ser terrenal, y se vuelven solo mitad reales, sus movimientos tan libres como insignificantes. ¿Qué elegiremos entonces? ¿Peso o ligereza? "


"Tomas trató de convencerla de que el amor y hacer el amor eran dos cosas diferentes. Ella se negaba a entenderlo, pero en ese momento rodeada de hombres que a ella no le importaban lo más mínimo pensó cómo sería hacer el amor con ellos. Anhelaba probarlo, aunque solo en forma de esa promesa sin garantía llamada coqueteo.
Que no haya error: Tereza no quería vengarse de Tomas; ella simplemente deseaba encontrar una manera de salir del laberinto. Sabía que ella se había convertido en una carga para él: se tomaba las cosas demasiado en serio, convirtiendo todo en una tragedia y sin poder captar la ligereza y la diversión de la insignificancia del amor físico. ¡Cómo ella deseó poder aprender esa ligereza! Anhelaba que alguien la ayudara a salir de su concha anacrónica."

Y me despido con esta, algo que he dicho más de una vez, de maneras distintas:
Soy como cualquier otra mujer. Sudo, toso, tengo caries. No me echarás de menos.
ES MUSS SEIN!!! ;)
(¡tiene que ser!)