Quemando billes... en la nueva novela :D

En 2009, mi Rosa, una compañera de trabajo a la que quiero mucho, me contó llorando lo peor que le había pasado en la vida y le añadió un poco de humor negro, para descansar del llanto con alguna sonrisa. 

Rosa se acababa de divorciar después de treinta años de matrimonio, no había tenido hijos porque su ex nunca quiso y resulta que se divorciaban porque él había dejado embarazada a una chica veinte años más joven que Rosa. Os hacéis una idea de cómo la destrozó aquello, pero ella seguía yendo a trabajar todos los días con una sonrisa y solo sabíamos la verdad unos pocos, los que como ella entendemos de sonrisas-escudo y notamos la diferencia.

Cuando me lo contó, se me clavó en el alma y años después (creo que por 2015) escribí un primer capítulo con una voz en primera persona muy peculiar, "jodida, pero contenta, peleona" y vino con un título que me enamora y que tiene mucho que ver con un "Delirio" y James Bond. De esta historia he hablado bastante en el blog, veladamente, ¡y voy a intentar terminarla para el próximo premio HQÑ! No me canso de perder, je, je, je. Además, tengo fresca la documentación de cruceros de la novela Drag-queen y voy a aprovecharlo. ;)


Es curioso cómo cuando meto cositas del mundo real en las novelas, os cuesta más creerlas que los puntitos de fantasía. En esta hay mucho de verdad, por ejemplo, la prota coge toda la pasta del divorcio y decide pulírsela en unas vacaciones como si fuese millonaria. ¿Que nadie haría eso? 

Un amigo mío compró a finales de los noventa un piso muy barato con su novia. Un par de años después, ella le dejó y vendieron el piso, repartieron a medias y con la burbuja inmobiliaria en pleno apogeo a él le dio para comprarse un coche de 55.000€ y para dar una entrada en otro piso. Cobraba el sueldo mínimo y, para aquella época, casi diez millones de pesetas eran muchísimo dinero para gastarlo en un coche sin ser rico. Todo el mundo le decía que habría sido mejor invertir toda la pasta en el piso nuevo, pero a mí siempre me pareció que había hecho bien. Era su dinero y su oportunidad de tener el coche que siempre había querido tener. El hecho de que se lo robasen años después solo demuestra que la vida es una guionista maliciosa, en fin.

Así que, a pesar de que nunca me han atraído los protas millonarios (a excepción del cabronazo de Beautiful you que creó Chuck Palahniuk), me sorprendo a mí misma creando uno propio. En esta fantasía se van a quemar billes como si no hubiese un mañana: él porque puede, ella porque quiere. 

¿Que nadie se gastaría en unas vacaciones todo su dinero siendo de familia humilde? Bueno, como dice Galeano en su "Derecho al Delirio":

"Seremos imperfectos porque la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo, en este mundo chambón y jodido, seremos capaces de vivir cada día como si fuera el primero y cada noche como si fuera la última".

Mis dos novelas de Cruceros abren con una cita de Galeano y ha sido casualidad. Es cierto, aunque os cueste creerlo. ;)