Despedidas III: Oberón o la estúpida idea de creer que querer a más haría que doliese menos

 


Después de un mes muy duro para él y para nosotros, viendo cómo cada día lo perdíamos un poco más por culpa de un linfoma, el señor Oberón ya descansa en el cielo de los gatos, que espero que sea el mismo de los humanos, no puede ser de otra manera. 

Cuando perdí a Coco, poco antes de que llegasen Titania y Oberón, me convencí de que si tenía más de uno, me dolería menos despedirme y así al final me junté con cuatro gatos. Pero no es cierto, cada uno es especial por sí mismo y cuando nos despidamos, se me va a partir el corazón igual con cada uno de ellos. 

Obi pasó conmigo casi siete años, pero llegó a nosotros ya con seis o siete, así que era mayor, al menos la mitad de su vida sé que fue buena y fue feliz. Se fue sin dolor y muy querido, corrimos delante del tren todo lo que pudimos y después tuve que dejarlo marchar. Os lo explico así porque llevo meses pensando en un tatuaje nuevo que habla de esto precisamente: keep going (seguir adelante) / let go (soltarse). Una mezcla de dos películas que adoro "Cuenta conmigo" y "Jóvenes ocultos".

Aprender a distinguir cuando seguir y cuando soltarse es crucial, con Obi fuimos hasta el final de las vías e hicimos todo lo que pudimos. Cuando ya no pudo más, entonces tuvimos que dejarlo ir.

Lo siento en la niebla del alma, allí me espera y allí nos encontraremos cuando yo caiga.