Llevaba 20 años sin ir al cine sola :)


Acabo de llegar a casa después de ver "La forma del agua" y aún me dura el efecto mágico que siempre me produce el cine :D
Llevaba sin ir sola desde 1998 y he tenido una serendipia divertida. En aquel entonces, tuve una discusión tonta con mi primer amor y me metí a ver "Un hombre lobo americano en París", pedí la fila 7 centrada y fui a sentarme a dos butacas de un chico que también había ido solo. Recuerdo poco de él, tenía el pelo largo, gafas... lo que sí recuerdo es que nos reíamos con los mismos chistes malos y sustos tontos de la película. 
Nos miramos mucho de reojo y cuando salieron los títulos de crédito, empezó a mirarme fija y descaradamente, creo que iba a decirme algo, pero nunca lo sabré porque me levanté y salí deprisa. Ese chico que no tenía nombre me ayudó a dejar aquella relación que no tenía sentido y lo hice pocos días después, convencida de que era mejor estar sola y de que no tenía por qué conformarme y de que en cualquier lugar, en cualquier momento, conocería a alguien con quien compartir mi tiempo sin sentir que lo estaba malgastando.

Hoy he vuelto a pedir la fila 7 centrada y... sí, cuando he llegado a la sala se ha repetido la historia porque justo a mi lado había un hombre, tan solo como yo. 
Él olía a Fanta de naranja y yo a caramelo de menta. Nos hemos reído con los mismos chistes, descruzábamos y cruzábamos las piernas casi a la vez y estábamos solos, pero acompañados, disfrutando del cuento.
Cuando han salido los títulos de crédito ha salido corriendo, jeje, se me ha adelantado por muy poco :)

Toda mi vida he ido al cine sola, mis padres me dejaron viendo ET cuando era muy pequeña y se salieron al bar a esperarme. Era sesión contínua y la vieron la primera vez conmigo y cuando les pedí verla otra vez, la vi sola. La habría visto una tercera, pero mi padre me sacó en brazos. Lo recuerdo como si fuese ayer.

Después de esa, hubo muchas otras películas solo para mí, sobre todo en el cine de Cebreros, el pueblo al que íbamos en verano.
A los trece años, en esa sala de cine del pueblo, me entró un chico. también estaba sola y también es una serendipia. Vino con un amigo y se sentaron a mi lado y él empezó a hablarme, no le seguí el rollo y a los pocos minutos se levantaron y dijeron que iban a comprar algo. Yo me cambié de sitio antes de que volviesen, aunque creo que ellos hicieron lo mismo.
Ese chico se llamaba Iván, lo recuerdo bien aunque su nombre no lo supe hasta mucho después, porque era uno de los pocos "amigos" de mi primer amor, sí, ese del que os he hablado antes.
Es curioso cómo el mundo puede ser tan pequeño como una sala de cine, Iván me volvió a entrar poco después de que nos presentasen formalmente, yo tenía 17 años entonces y a él le daba igual que fuese la novia de su amigo, es más, creo que le daba morbo.
Me regaló una servilleta con un boceto que fue dibujando mientras hablaba, recuerdo que me contó que su estilo era como el de Simon Bisley y yo le miraba y pensaba "¿de qué coño conozco yo a este tío?".
No sé cómo, de repente, mi cerebro dio con su cara en el archivo extraño de mi memoria y le pregunté a bocajarro si alguna vez había ido al cine de Cebreros. Él se quedó alucinado, asintió y me contó que había pasado un verano allí en casa de un amigo, entonces le conté que yo era la chica con la que había estado hablando en el cine. Él no me recordaba, le entraba a todo lo que se movía, es normal, y además la loca de la memoria peculiar soy yo :)  
Iván y yo nos volvimos a encontrar muchos años después, en Malasaña, cuando yo tenía veintipocos y estaba saliendo con mi ex marido... y, sí, me volvió a entrar como hacía con todas y al final de la noche terminó enrollándose con una de mis amigas, jejeje, qué loco y maravilloso es el mundo.

De Iván aprendí que incluso para las casualidades no hay dos sin tres, es bien cierto, así que voy a seguir pidiendo la fila 7 centrada ;)
Quizá la próxima vez que me pase una historia tan tonta como la que os cuento, puede que también pasen enteros los títulos de crédito y empiece un cuento distinto, uno solo mío y de otro chico sin nombre, solitario como yo, uno que sea capaz de verme tal y como soy en este mundo pequeño y oscuro, tan lleno de magia y extraños como una sala de cine.