Despedidas II: el resto es confeti.
Termino este triste abril, el último para mi abuela, con unas frases maravillosas de la serie que adaptó el clásico de Shirley Jackson La maldición de Hill house. Es la historia de una familia contada desde el terror sobrenatural para hablar de la verdad real de todas las familias, con secretos y traiciones y amor y rencor.
He editado y quitado todo lo que pueda ser spoiler y he dejado el corazón de la historia en un diálogo entre dos personajes, en lugar de los muchos que intervienen en esta despedida, cuando la muerte viene a buscar a quien habla en primer lugar:
—Pensé durante toda mi vida que nuestro tiempo aquí se movía como las fichas de un dominó, cayendo de una en una sobre las siguientes. Creí que los días caían uno tras otro, en una larga línea entre el principio... y el final. Pero me equivoqué. No es así en absoluto. Nuestros momentos caen a nuestro alrededor como lluvia. O nieve. O confeti... Y hay que seguir viviendo.
—No, no sé cómo hacerlo sin ti.
—No me voy. Me esparciré en muchos pedazos, salpicados sobre tu vida como nieve nueva.
—Siento mucho que nuestras últimas palabras fueran de ira.
—No fueron las últimas.
—Lo siento si no escuché y lo siento si...
—No habría cambiado nada. Necesito que lo sepas. El perdón es cálido como una lágrima en una mejilla. Piensa en eso y en mí cuando estés bajo la lluvia. Te quise con toda el alma. Y tú me quisiste del mismo modo. Eso es todo. El resto es confeti.
...Cuando morimos nos convertimos en historias. Y cada vez que alguien cuenta una de esas historias, es como si todavía estuviéramos aquí para ellos. Todos somos historias al final.
todos somos historias al final |